uma: Rubber Ball 2009-Añadan a todo lo que digo “mi opinión es que…”. Gracias.

Me llamo uma y me lo he pasado muy bien en la fiesta Rubber Ball 2009. Los motivos de mi disfrute nada tuvieron que ver con la organización.

Las “actividades” previstas dentro de esta fiesta londinense siempre se habían celebrado en octubre. En esta ocasión no sabemos si hubo un cisma, un tirón de pelos entre los adoradores de la Esperanza de Triana y los de la Macarena o un “tu tienda fetish se ha follado a mi stand”, pero olía muy raro el cambio de fecha, el mercadillo en el hall de un hotel y la organización pésima del evento principal, el del sábado 12.

Alquilaron para dicha fiesta una preciosa mansión victoriana con una escalinata de película de esas que te recuerdan a la bajada de la Swanson con cara de tarada. Además avisaban de que había que llevar máscara. Todo apuntaba a mojada de bragas y tangas pensando en un Eyes Wide Shout…Nada más lejos. Nadie comprobaba que todos lleváramos máscara y nadie comprobaba que llevaras látex encima (lo digo, ojo, porque portan fama de ser los mayores amantes del código estricto).

Un señor con sombrero de copa te abría la puerta y avisaba: “si te preguntan mañana si aquí te servimos una sola gota de alcohol, niégalo”. No, no era la contraseña de Morta y File, no, era un : “ no tengo ni puta idea de cómo se consigue esa licencia”. A partir de ahí todo mal: el guardarropa avecinaba un puto milagro si conseguías al irte tu abrigo, las performances eran ¿sencillas? tanto como la obra navideña de mis hijos , apenas había sitio para sentarse y jugar, o besarse, o acariciarse o despatarrarse. Nada, todos de pie, mirándonos los unos a los otros y admirando la pasta que nos debía haber costado la goma que nos enfundaba, o la que nos interiorizaba.

Lo peor: una zona swinger a la que podías acceder si alguien durante la noche decidía que eras cool, en cuyo caso te daban una piedrecita en secretísimo y pasabas. Por lo visto yo era cool, eso o mis tetas estaban muy bien pintadas, y una vez dentro creo que lo que todos buscábamos era sentarnos donde fuera, aunque para ello hubiera que follar o mamar.

Para quien le guste una fiesta fina con gente guapa, suave, bronceada, bien vestida y elegante: no se lo pierdan. Para quien les guste eso y además algo más de las tripas, el sudor, el jadeo, lo bizarro, el ano o la muela picada al gritar: vayan a la Nuit Demonia o Nuit Elástica en París también en diciembre.Bien organizada, pensando en los invitados, su comodidad y sus juegos. Seguro que las hay aún “más mejores”, pero esta servidora aún es joven y bailará en muchas garitas. Prometo rectificar si fuera necesario.

Como siempre, para mi, lo mejor estaba donde parecía que no. No duré más de 20 minutos en la supuesta zona swinger-cool-guay-antifealdad.

Permítanme, puesto que es mi crónica, que desde aquí lance un dulce beso al fondo del paladar de una desconocida con la que me relamí por dentro porque tenía una boca suave, brillante y dulce. Para mí lo más auténtico de la noche.

¿Qué porqué aún así me lo pasé bien?. Eso que lo cuente Bauta…que a mi me da cosilla. Soy una señorita.

uma

Gracias, uma :-)